El poder de ser vulnerable
He tenido estas últimas semanas algunas experiencias extrañas y reveladoras con el poder de ser vulnerable.

Te las comentaré en este posteo, con algunas conclusiones de porqué creo que sucedieron y si vale la pena para ti hacerlo.
Puedes pensar en mi como un ex-alcohólico que ha pasado por su programa de los 12 pasos, y quiere compartir unas experiencias para no volver a recaer en el alcoholismo.
Y para el final de esta breve lectura, espero convencerte que compartir tus problemas es la manera mas directa y real para solucionarlos.
Mi historia de vulnerabilidad
Cómo he llegado a la conclusión de que ser vulnerable es una acción que tiene resultados netos positivos?
Te cuento mi historia.
Hace años batallo con el síndrome de impostor en muchas de las actividades que rodean mi trabajo de vida.
Conversar casualmente con personas de coaching, escribir post cómo este, grabarme hablando a la cámara.
Estaban cubiertas por una manta de incomodidad.
Algo en mi mente que me decía que las palabras que hablaba no me pertenecían.
Y asumí que la forma de trabajar esto era no contárselo a nadie, y trabajar consistentemente en mi autoestima.
Resolverlo en secreto. Si.
Así nadie se dará cuenta de que no nací perfecto.
Esta es la estrategia que seguí por años y que, siendo honesto, nunca cuestione en términos de efectividad.
Hasta que en una tarde soleada del verano mexicano, sentado en la oficina-habitación de mi casa con chanclas y un ventilador al máximo en mi espalda, algo en mí decidió soltar.
Te comenté que una de las cosas que me hacía sentir síndrome de impostor era el coaching.
Empecé en Marzo del 2025 una educación anual para que me certificarán de Coach Ontológico Nivel 2 de la International Coaching Federation.
Al ser una clase con 3 profesores y aproximadamente 20 estudiantes, tenemos prácticas supervisadas al final de cada sesión.
En la que una persona hace de coach, y la otra de coachee (cliente).
Aquí volvemos a la tarde de verano mexicana en la que estaba sentado en la oficina habitación de mi casa, haciendo de cliente.
Cuando mi compañero me hizo la clásica pregunta al comienzo de una sesión de “que queres trabajar hoy?”, es cuando esa parte desconocida dentro de mi, decidió dejarse ir.
“Tengo síndrome de impostor.”, dije casi cómo escupiéndolo. Rápido y en seco.
Mi cuerpo estaba transpirando. Me di cuenta que inconscientemente evitaba la mirada directa a la otra persona.
“Contame más…”, me dijo mi coach.
Tratando de aparentar tranquilidad, respondí: “si, cada vez que hago algo relacionado a mi trabajo, hay una voz interna que se cuestiona, que busca la falla en mis palabras y acciones. Me cansa. Siempre tener que batallar con este sentimiento de ser inadecuado.”
No quiero aburrirte con toda la historia, pero quiero darte la lección que aprendí aquí.
Esta sesión duró aproximadamente 30 minutos, y a medida que fue profundizando sentí como capas de vergüenza (como si fueran una cebolla), iban siendo removidas.
Sin lugar a duda fue la primera experiencia que recuerdo en mi vida en la que hablé abiertamente con otro ser humano de algo era tan personal y negativamente percibido.
Y me sentí mejor de lo que me había sentido en mucho tiempo. Comencé a compartir mas cosas en mis sesiones de coaching, con mi pareja y también amigos cercanos.
Así comenzó mi camino a la vulnerabilidad.
Y quiero mostrarte que estoy haciendo hoy, que estudios científicos me han ayudado a encontrarle sentido a esto, y cómo lo mantengo como un hábito saludable.
Antes te dije que estas actividades como coaching, escribir y grabar estaban cubiertas por una manta de incomodidad.
Te mentí.
Aún lo están. Tiempo presente.
Pero parecería que la manta se ha hecho mucho mas liviana y traslúcida.
Cada vez que lo hablo en mis sesiones, con mi pareja y amigos, se aliviana.
Mi objetivo es que con esto que estas a punto de leer, tengas toda la información y motivación necesaria para lograr lo mismo, relativamente rápido.
Comencemos,
1. Ser vulnerable?
“Los verdaderos hombres no lloran.”, recuerdo decir a mi abuelo en una sobremesa hace años.
A simple vista, la vulnerabilidad es debilidad.
Cada vez que me abro con otros corro el riesgo que me vean cómo débil.
Por eso es mejor que oculte estas emociones que me dan vergüenza.
Esto es lo que yo solía pensar sobre ser vulnerable.
Si naciste sensible, bien por vos, pero yo sé como auto-regularme emocionalmente.
Pero luego dí con el video de Youtube de +60 millones de visitas Brené Brown, acerca de el poder de ser vulnerable.
En 20 años de investigación, sintetizó el concepto de vulnerabilidad en “incertidumbre, riesgo y exposición emocional”.
Que otra cosa requiere incertidumbre, riesgo y exposición emocional?
La valentía. Sin vulnerabilidad, no hay coraje.
En el ámbito laboral, Brown señala que Google demostró —tras cinco años de análisis— que lo que distingue a los equipos que triunfan es la mezcla de vulnerabilidad, confianza y —fundamentalmente— seguridad psicológica.
La vulnerabilidad no está solo en momentos difíciles como el miedo o la vergüenza.
Es también la raíz de lo que más buscamos: amor, pertenencia, autenticidad, creatividad y coraje.
Reducirá tu carga emocional y abrirá oportunidades a soluciones que antes no podías ver.
1. El Costo de la Invulnerabilidad
Porqué haría esto?
Después de todo, he vivido mi vida perfectamente guardándome mis problemas, pensamientos oscuros y emociones.
No entiendo que ganaría yo compartiéndolas con otras personas.
Dicho de otra manera: cuál es el costo del auto-ocultamiento?
James Pennebaker, profesor emérito de psicología de la universidad de Texas, ha hecho unos testeos interesantes con respecto a esto.
Un estudio actual evaluó la efectividad de este paradigma con 74 mujeres sobrevivientes de agresión sexual.
Luego de un mes, 73 mujeres (98.6%) completaron una evaluación de seguimiento.
Los resultados indicaron que inmediatamente tras las sesiones de escritura (acerca del trauma), el grupo de revelación reportó grandes reducciones en estados de ánimo negativo.
Y ambos grupos (las que escribieron y las que no), mostraron reducciones significativas en las quejas físicas, la angustia psicológica y los síntomas de estrés traumático en el seguimiento de 1 mes.
Curiosamente leo esto luego de haber expresado con personas cercanas mis experiencias de abuso siendo joven.
Es loco, estas emociones tienden a infestar otras areas de tu vida sin que lo notes.
Al expresar esta vergüenza, frustración y enojo rodeado de actos en mi infancia, he desbloqueado partes emocionales de mi que estaban en ese rincón oscuro.
El abuso sexual es un ejemplo un poco extremo (aunque no tan poco común como podrías pensar).
Hay otros muchos mas universales: miedo a ser inadecuado, rechazado y/o ridiculizado.
El tipo de auto-ocultamiento del que estamos hablando tiene 3 piezas:
- es información privada
- de la que somos plenamente conscientes
- y que activamente estamos ocultando a otros
Y genera efectos psicológicos negativos cómo los siguientes:
- ansiedad social
- sentimientos de inferioridad
- timidez
- autoestima negativa
- soledad
- ruminación
Recuerdo que cuando leí esto fue como si alguien hubiera tomado una radiografía de mis pensamientos sin que yo lo supiera.
Para hacer un test rápido de cuál es tu grado de auto-ocultamiento, puedes descargar debajo la escala de 10 preguntas.

Cómo te fue en la escala de ocultamiento?
Si tu puntaje está entre 70 y 100, podría serte transformador obtener un espacio seguros para conversar, como yo he obtenido a través del Coaching Ontológico.
Aplica para una sesión de cortesía aquí.
Para los que estén entre 40 y 70, la técnica que veremos a continuación y otros recursos teóricos llevados a la práctica te darán ese empujón extra que necesitas.
Y si está debajo de 40, significa que ya prácticas la vulnerabilidad de forma habitual, por lo que tal vez necesites saber cómo hacerlo de una forma más estratégica y nutritiva.
Hablaremos esto justo después, pero si te reconoces en este grupo, puedes saltearte la siguiente técnica e ir directo a la que sigue (cómo practicar vulnerabilidad de forma segura).
2. La exposición es tu aliada
Shelly Chaiken y Mark Baldwin’s hicieron un estudio en 1981 para denotar los efectos de observar nuestros propios comportamientos, y sacar conclusiones de quién somos a partir de ellos.
Parecería haber algo en nuestra psique que nos hace racionalizar los comportamientos que ya tenemos.
Como llegamos a esos comportamientos, bueno, es más aleatorio.
Un amigo te dijo que vayas a hablarle a esa chica bonita, y allí te volviste valiente en hacerlo.
Tu profesor de primaria tuvo una expresión facial que demostró que le pareció estúpida tu pregunta, y desde allí decidiste no preguntar más en clase.
Esto es llamado teoría de la autopercepción.
Los estudios que soportan la teoría mencionada, había personas que a través de preguntas eran condicionadas a determinada respuesta.
Por ejemplo: una persona que se identificaba ambigua con relación a la protección del medioambiente.
Luego de ser preguntada: “algunas vez reciclaste?”, tendían a considerarse pro-medioambiente.
La mayoría hemos tenido una experiencia de reciclar a lo largo de la vida. Hasta el mas inconsiderado a tirado una lata de basura en el tacho del color correcto.
Pero si a otras personas con similares inclinaciones le preguntabas: “siempre reciclas?”, los dejarás con una sensación negativa de su comportamiento.
Se sentirán como que son anti-medioambiente. Pocos reciclamos todo el tiempo.
Y esto cambiará sus comportamientos de cara al futuro.
Teniendo esto en mente, es probable que te consideres cómo el tipo de persona que no comparte sus emociones o problemas.
Porque en tu mente te estas preguntando: “soy el tipo de personas que comparte sus emociones?” Y te auto-respondes que no.
No tienes la exposición suficiente a ese comportamiento como para apropiartelo.
Pero si por diseño o casualidad, mañana una persona te genera tanta confianza que compartes algo intimo sobre ti, no te quedará otra opción que empezar a racionalizar esa actividad.
Te habrás convertido en la persona pro-medioambiente a la que le preguntaron: “alguna vez has reciclado?”
Dicho sea de paso, “alguna vez has compartido tus pensamientos de vergüenza u emociones incómodas?”
Tal vez ahora si recuerdes aquella vez.
A la hora de ser vulnerable (y cualquier otro comportamiento que desees), la exposición es tu aliada.
Por condicionamiento de tus padres, presión social y/o circunstancias aleatorias, realizaste comportamientos en el pasado que hoy justificas y racionalizas.
Tienes que hacer lo mismo que ya has hecho pero esta vez de forma consciente.
Lo único que tomará es un par de actos de vulnerabilidad contados con una mano para empezar a auto-percibirte cómo una persona vulnerable.
3. Cómo practicar vulnerabilidad de forma segura
Vamos de nuevo a esas personas que ya están en la arena, empapados de vulnerabilidad, pero que podrían utilizar un poco de estrategia para que este hábito mejore su vida.
Aquí hay 4 reglas a considerar.
- Elegir con quién compartes
No puedes abrirte sobre tu trauma infantil con el portero de tu casa.
Tienes que conocer a la otra persona, y confiar que ella tiene tus mejores intereses en mente.
Sin ello, podría mezclarse su ego con tu vulnerabilidad.
Podría darte consejos sobre que hacer basado en su vida.
Y no es esto lo que necesitas. Necesitas alguien que sepa escuchar.
Se muy cuidadoso/a con quién eres vulnerable.
- 2. Empieza con algo pequeño
Ve por capas.
Cómo si fuera una cebolla.
“Me siento estresado”, “Estoy teniendo problemas de autoestima”, son problemas que podrían considerarse capa superficial.
Estas son tus formas de probar las aguas.
De asegurarte que la otra persona es receptiva.
Ve un poco más profundo a medida que vaya teniendo sentido para ti hacerlo.
Ir a un aspecto profundo cómo “el trauma sexual que tuve siendo joven”, o “mi vergüenza al que otros sepan que me masturbo”, requiere mucha confianza.
Si abres esta parte tan sensible de ti a una persona que no sepa cómo andar en puntapiés para no dañar nada, corres el riesgo de cerrarte nuevamente.
- 3. Evitar caer en “sobre-compartir” sin un propósito.
El proceso de ser vulnerable te ayuda a alivianarte, conectar con otros profundamente, sentir una mayor pertenencia y tener libertad para ser creativo/a.
Si tu vulnerabilidad se siente vacía regularmente, y no tiene una sensación positiva asociada, tal vez deberías reconsiderarla.
Sobre-compartir para obtener atención suele confundirse con vulnerabilidad, porque superficialmente pueden ser parecidas.
Es importante que distingas a través de tus emociones cuál es la que estás aplicando.
- 4. Usa herramientas cómo Coaching, terapia y/o grupos de apoyo
Si puedes animarte a contratar ayuda a través de coaching y/o terapia, tus posibilidades de éxito crecen exponencialmente.
Gran parte de los cambios que he logrado fueron gracias al coaching ontologico.
Tener a otra persona que esta entrenada profesionalmente (importante), para saber cómo mantener espacio, crear confianza, no dar consejos y hacer preguntas poderosas, es invaluable.
La primera vez que hable de mi experiencia de abuso fue con una terapeuta.
Al cabo de 3 sesiones ya estaba compartiéndole algo así, porque claramente me había demostrado que era capaz de cuidarme en esos momentos.
Elige la que se adecúe más a ti, pero date la oportunidad de problarlo.
Si quieres probar el Coaching Ontológico, puedes aplicar a mi sesión de cortesía de 30 minutos.
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Hasta la próxima,
Notas del Post
Teoría de la autopercepción, https://en.wikipedia.org/wiki/Self-perception_theory
Estudios de auto-ocultamiento, https://en.wikipedia.org/wiki/Self-concealment
Resultados de Pennebaker en compartir emociones, https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20373206
Investigación de Brené Brown, https://brenebrown.com/the-research/